domingo, 18 de septiembre de 2011

A Sepúlveda

Ahí va el Tacuara a hacerse Matar. Hoy es la hora, del día, en que se va a cobrar las que le deben.
Le da un beso en la frente a Doña Inés, le acepta un mate, deja 50 pesos sobre la mesa y sale de la casa. Toda pintada de blanco, con las aberturas verde ingles, un poco picadas por el tiempo.
Innumerables deudores hay en la lista del Tacuara, algunos ni lo saben. Los peores, los de arriba, son siempre los de mas arriba. A esos les toca esta noche. A esos les debería tocar siempre, pensó.

Hoy no es un buen día para morir. No en este barrio, no de noche. La gente buena no muere de noche alcanzó a masticar con la boca deshecha. No contra este cordón, no con la cara así, con el pecho todo roto. Pensó en la vieja. Pensó en todo lo que había laburado. En la condena de tener que trabajar para comprar techo y comida, en cuanto se parece eso a la esclavitud.
Pensó también, que tal vez yo, desde arriba de la vereda, lo iba a dejar vivir. Pensó mal el Tacuara.
Buen tipo, un hombre de ley.
A veces, es mejor hacerse el boludo. Los héroes, son cosas de cuentos  me dije antes de tirar el cigarro, acomodarme la camisa y volver a entrar a la comisaría.