Adivino tu destino, por el calor del foco /
La doblez de tus ropas desparramadas al azar /
Y en la tibieza del aire de la ducha, que lo invade todo /
Sin animo de ofender /
Me regocijo en el novedoso silencio /
Que resulta arrullador sin tus crepitaciones /
Además, se que ahora /
Puedo fumar, sin tener que salir al frío balcón /