Apelamos a la excepcionalidad.
Dije, en una vocecita
muy baja y firme:
Apelamos a los fines
de semana,
los primeros 15 días
con una mina,
con los pibes.
Vacaciones,
un 7 por 7.
La excepcionalidad,
nos la han vendido,
la hemos comprado.
Juan me escucho
atentamente,
termino lo que tomaba
y se prendió
otro cigarro.
Luego pensó que,
la excepcionalidad
no estaba tan mal.
