Todo empezó cuando el viejo que atendía la armería le dijo con voz ronca, parecida a la de los perros cansados: “Mejor llevate una de estas, que te salen la mitad y te cansas de tirar tiros”. En realidad, si hay que ser sinceros, no le podemos echar toda la culpa al tipo ese. Lo que pasa es que al verdadero culpable, al actor intelectual del hecho, no se lo puede nombrar por orden de un juez al que tampoco podemos traer a colación, pero podemos decir que se lo conoce en el mundillo juridico como cara de sifón.
La cuestión es que ahí estaba el Paco: Veintidós años, sonrisa anchísima, una mota de pelo negro sobre la cabeza, rulos hasta en el culo. Negro de monte. De familia con plata de allá, de atrás de las sierras. Una cara de boludo prodigiosa y un optimismo por la vida y el amor empalagoso y vomitivo. Futuro contador decía el padre, hace 3 años que Paco no pisaba Económicas y hace 6 meses que se gasto 5 Lucas del padre, para comprarse una cámara (Canon Eos Rebel T2i 550d, repetía a todo el que se le cruzara) y empezó a estudiar fotografía. Quería se artista, pero le daba para fotógrafo nomás. Aprovecho el piso que tenia en el centro y comenzó a llenarlo de gigantografías enormes, valga la redundancia pero es que esas cosas eran realmente alfombras enormes. Retratos de vacas echadas en el pasto de tres metros por tres metros, un primer plano de una teta pálida con un gran pezón negro, cosas por el estilo. Es en esas épocas cuando un amigo que conoció en un bar muy distinguido del círculo arty-cultural de la ciudad de Córdoba, le recomendó el libro este que no podemos nombrar del autor incitable. Solo diremos que el titulo de la obra era algo como: “10 Tips para ser un bolas-tristes en la vida” Solo que en vez de lo de las bolas decía algo como exitoso o algún sinónimo de tal calaña. La fotito en la solapa derrapaba solemnidad y criterio. El párrafo repasaba los antecedentes académicos del escritor, que con este, su tercer libro, pretendía dar el salto definitivo a la buena vida lejos de las aulas y los pendejos.
La cuestión es que Paco procuro leerse de pe a pa el librito, empezando por la identificación de los elementos “Que le niegan a usted su felicidad” y terminando con un baño de inmersión en autocomplacencia. El problemas es que entonces Paco empezó a andar todavía un poquito mas confundido de lo que andaba por la vida. Comenzó a decirle a la gente que quería, que los quería. A las personas que le desagradaban (entre ellos había amigos de toda la vida y un hermano) les gritaba en la cara su desprecio. Comenzó a andar descalzo, se busco un laburo como peón para ganarse honestamente el pan y cantándole la justa a los garcas termino peleándose con el padre, la madre y el abuelo, que era como Don Corleone en su ciudad. Se amigó con el borracho y el ladrón, no sin antes tener intimidad con la mujer del cura del pueblo.
Y si, a los que lo conocimos en esa época nos parecía haber encontrado a un dios moderno, a un ser mas allá del bien y del mal. Pero resulta que Paco no era feliz. NO ERA FELIZ, me entendes? El tipo había perdido novia, familia, compañeros de la facultad. Apenas hablaba con la gente, no soportaba la liviandad del mundo. Creía ya haber dicho todo lo importante que tenía para decir, pero sobre todo ya no podía escuchar nada mas, por más importante que fuese la cosa.
Pasó navidades y años nuevos solo, en la calle. Eso ya era depresión. Así que un día se llego hasta la armería del viejo, se le acerco cargando dos fierros y le pregunto: ¿Cual me llevo, este o este?
El resto (lo de Paco yendo a buscar al tipo a la Universidad para recagarlo a tiros, el enfrentamiento con la cana en el decanato, la huida en el helicóptero del gobierno provincial para luego estrellarse en Caritas, el cuerpo que nunca apareció, etc.) mejor no recordarlo, ya bastante estuvieron los noticieros de acá robando como cuatro meses con la misma noticia. De ultima, recordar el mensaje que este nuevo profeta nos ha dejado: “Guarda con lo que prometes”.
Yo, dentro de todo, ya estoy preparado para la próxima vez que alguien me ofrezca un cupón de descuentos.

Muy bueno, me gusto mucho el final. :)
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